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Quién lo diría? Teclea uno en el buscador de Internet «aprender a aprender» en castellano y en una fracción de segundo el buscador contabiliza más de diecisiete millones de registros. Si el lector hace la prueba, tal vez se superen ya los veinte millones. Por lo tanto, el título de esta nota parece un despropósito arrogante, una osadía irreflexiva: ¿cómo puede haber tanta referencia equivocada? Además, qué tiene que ver todo esto, sea o no un error de traducción, con la sociología de la educación. Adelantaré que esta última cuestión la resolveré en dos pinceladas, una a mitad del texto y otra al final. Bueno, vayamos al comienzo del asunto.
El origen de la fórmula aprender a aprender se encuentra en una expresión de Johann Wilhelm Süvern (1775-1829), un personaje absolutamente marginal en la historia. De él sabemos pocas cosas: que fue un prusiano y discípulo del filósofo Friedrich Schelling (1775-1854). Tal vez hablar de discípulo resulte exagerado, porque ambos nacieron en el mismo año. En todo caso, tenían una afinidad doctrinal.
Estos dos datos, el origen prusiano y la afinidad con Schelling, nos permiten avanzar bastante sobre qué significado debemos dar a la expresión de Süvern. Pero no nos precipitemos con la formulación exacta y entendamos el contexto del asunto. …
Referência: Hernández, F. (2023). Aprender a aprender, o por qué es una mala traducción y sus consecuencias para la Sociología de la Educación. Revista De Sociología De La Educación-RASE, 16(2), 236-238. Retrieved from https://ojs.uv.es/index.php/RASE/article/view/26675/22527